tarta de crema pastelera tostada y nata, con base de bizcocho ligero

Ingredientes para el bizcocho ligero:

• 4 huevos
• 110 g. de azúcar
• 125 g. de harina floja o de repostería

Ingredientes para la crema pastelera:

• 1/2 l. de leche
• 125-130 g. de azúcar
• 50 g. de harina floja, (se puede sustituir total o parcialmente por maicena)
• 3-4 yemas, según el tamaño, aunque incluso con dos sería suficienciente
• la piel de medio limón, sólo la parte exterior amarilla
• 1 ramita de canela

Ingredientes para la nata montada:

• 200 g. (1 brick) de nata para montar, con un 35% de MM (materia grasa)
• 1 c.s. de azúcar glass

Ingredientes para el almíbar aromatizado:

• 200 ml. de agua
• 1 c.s. de azúcar
• 1 ramita de canela
• la piel de medio limón, ya sabéis sólo la parte más exterior

Elaboración del bizcocho ligero:

1. Preparamos una cazuela con agua y la ponemos al fuego. En un cuenco bastante amplio para que no se cuele dentro de la cazuela, mezclamos el azúcar y los huevos. Debemos montar los huevos a una temperatura máxima de 40ºC, es decir, lo suficientemente caliente para que el batido con el calor alcance al menos tres veces su volúmen, pero no debemos pasarnos porque se podrían cuajar las yemas. Lo mejor es hacerlo con fuego muy flojo, y retirar el bol con las yemas encima de la encimera, cuando veamos que está demasiado caliente. A veces incluso con el calor residual, sin fuego, sería suficiente. Debe, como ya os he dicho, triplicar su volúmen y hacer cordón. Es decir, que cuando levantemos la varilla el batido de azúcar y yemas caiga dejando un cordón o cinta  con cierto volúmen, que por supuesto desaparece a los pocos segundos. Es muy fácil, pero trabajoso. Hay que mover rápidamente la varilla para que el batido a la vez que coge algo de temperatura se vaya llenando de aire. Si tenéis algún aparatito que os pueda facilitar esta tarea, es perfecto, no lo dudéis. ¡¡¡Duele mucho el brazo!!!
2. Fuera ya del fuego, incorporamos la harina tamizada, en dos o tres veces, teniendo cuidado de no formar grumos pero sin darle mucho trabajo, para evitar que se nos baje. Se puede hacer con la misma varilla levantándola bien alto, es decir, batir al aire.
3. Introducimos nuestra mezcla en una manga pastelera y la escudillamos  en una placa con papel sulfurizado. También podemos volcarla sobre la placa y extenderla con cuidado con una espétatula metálica, intentando que resulte lo más uniforme posible. No debe quedar un grosor muy superior a 1,5 cm, porque resultaría demasiado grueso nuestro bizcocho. Daros cuenta que no sube, porque no lleva impulsor, simplemente se hará por dentro y se dorará en la superficie. Debe quedar un bizcocho esponjoso y ligero. Su nombre lo debe a que no lleva materia grasa añadida.
4.  Hornear a horno precalentado de 180º C unos 20 minutos, incluso menos. Sabremos que está hecho cuando al presionar con la yema de un dedo en el centro, recupera su forma, incluso cruje un poco. Debe quedar algo dorado. Lo sacamos del horno y en cuanto podamos manipularlo, todavía en caliente, le damos la vuelta sobre otro trozo de papel sulfurizado y le quitamos el que hemos usado para hornear. Lo tapamos con un paño de cocina para que no se seque hasta que lo vayamos a utilizar, dejándolo boca abajo.
   
   

Elaboración del almíbar:

1. Poner a hervir el agua con los aromas elegidos, es decir, la piel de limón y la ramita de canela, junto con el azúcar, hasta que dé un hervor. Colar y reservar.

Elaboración de la crema pastelera:

1. Lo primero que debemos hacer es aromatizar la leche con la piel de limón y la canela en rama. Lo dejamos hervir un par de minutos a fuego lento y lo tapamos para que infusione bien.
2. A parte mezclamos la harina y el azúcar. Rompemos las yemas con varilla y las incorporamos a la mezcla de azúcar y harina. Agregamos unas cucharadas de leche, mezclamos bien con las varillas para igualar la mezcla, y volcamos el resto de la leche caliente sin dejar de remover, hasta que quede homogénea. Por supuesto que la leche la habremos colado antes. No es necesario,  pero yo siempre lo hago porque queda mucho más fina y además evitamos que haya algún grumito o partículas de yema que hayan podido cuajar. Lo devolvemos al fuego, siempre muy flojito, y dejamos, sin dejar de remover con espátula, que dé un hervor.
3. Volcamos el resultado sobre una fuente no muy honda y colocamos en la superficie pequeños trocitos de mantequilla para evitar que se forme costra. Además dará brillo y buena textura a la mezcla. 

Elaboración de la nata montada:

1. Con la nata muy fría, empezamos a batir con batidora eléctrica o varillas a mano, hasta que esté prácticamente montada. Añadimos el azúcar glass y seguimos montando hasta que queden picos muy fuertes. Guardar en frío para que no pierda consistencia.

Terminación de la tarta:

1. Con esta cantidad de bizcocho que hemos hecho podemos conseguir una tarta cuadrada de alrededor de  17 cm, con cuatro capas, por lo tanto lo primero que haremos es cortar el bizcocho en cuatro partes iguales, siempre boca abajo. Colocamos una de las partes ya cortadas en el plato o fuente donde vayamos a servir nuestra tarta. Lo pintamos con el almíbar con un pincel, lo justo para que resulte jugoso, pero sin pasarnos porque se desmoronará. Hay que acertar en esto porque aunque parece una tontería a priori es importante para el resultado final.
2. Poner una capa de nata y otra encima de bizcocho almibarado. La siguiente será de crema, a la que añadiremos un poco de azúcar y quemaremos con quemador o pala eléctrica, si tenéis. Otra capa de bizcocho mojado en almíbar y otra capa de nata. terminamos con una capa de bizcocho pincelado de almíbar y lo último será una gruesa capa de crema pastelera bien tostada.

Nota: esta tarta se la he hecho a mi hija María que ha cumplido 19 años porque mi vida no sería tan dulce sin ella.