rosquillas de anís fritas, mejoran con las horas!!!

Ingredientes:

1/2 kg. de harina floja, o de repostería
3 huevos medianos
1 dl de leche 
125 g. de azúcar, más el necesario para rebozar al terminar de freir
1 dl. de aceite de oliva suave, o de girasol
1 c.s. de anís dulce, o esencia de anís
la ralladura de una naranja o un limón
5 g. de impulsor químico
aceite suficiente para una fritura

Elaboración:

Tenemos que batir ligeramente todos los ingredientes húmedos, es decir, los huevos, el aceite, el anís, la leche, la ralladura, lo necesario para que queden bien mezclados. No es como en otras ocasiones en las que necesitamos añadir mucho aire y blanquear los huevos, para esta masa sólo necesitamos unir los ingredientes perfectamente.
A parte mezclamos la harina con el impulsor y la añadimos al batido anterior hasta conseguir una masa homogénea, es decir, perfectamente unida e igual por todas partes. Queda una masa algo blanda, así que para poder trabajarla mejor la tapamos con un film y la dejamos reposar al menos 30 minutos en frío.
Mientras preparamos una sartén honda con abundante aceite y un plato con azúcar para rebozar. Bueno y otro al menos con papel de cocina para ir retirando la poca grasa que cogen al freír y la fuente o plato donde las vayamos a colocar finalmente.
Sacamos la masa y cortamos en porciones del mismo, o lo más parecido posible, tamaño y hacemos bolas. Metemos un dedo en el centro y vamos agrandando el tamaño hasta conseguir el deseado. No importa que sean pequeñas o grandes, lo que sí es importante es que tengan un tamaño muy parecido, porque así al freír aunque vayamos sacando sabemos más o menos cuándo están hechas. Yo os aconsejo que probéis la primera y que os aseguréis que están perfectamente hechas en el centro de la masa, porque a veces puede ocurrir que si subimos la temperatura se doran bien por fuera pero el interior queda un poco cruda. Lo recomendable es freír a unos 160-170ºC. es decir que no humee el aceite, pero caliente. Dorar por ambos lados, sacar al papel absorbente y rebozar en caliente por el azúcar en grano.
Quedan unas rosquillas tiernas y muy jugosas, nada secas, y que además aguantan muy bien varios días en una bolsita bien cerrada, bueno si es que llegan porque en casa desaparecen.

Nota: En Madrid son muy típicas cuatro tipo de rosquillas, a saber: "rosquillas tontas", las más sencillas, hechas con pan duro; "rosquillas listas" recubiertas de un fondant de azúcar glass, zumo de limón y huevo batido, a veces coloreadas pero amarillas las más típicas; "rosquillas de Santa Clara" de las clarisas, con fondant blanco y sabor a anís; y "rosquillas francesas", rebozadas en granillo de almendra.
Otra nota: aunque éstas que os traigo hoy no son típicamente del San Isidro madrileño, se conocen por toda la gastronomía española, sobre todo en la Semana Santa asturiana. A mí me traen recuerdos de mi niñez, del dulce aroma de mi madre y mi abuela metidas en la cocina horas haciendo esta receta sencilla y maravillosamente deliciosa. Espero que os gusten tanto como a mí.
 Otra nota más: Para ver las medidas de las recetas con más detalle os dejo el link de una publicación que hice hace algún tiempo donde creo que lo explico con claridad http://misbollosyotrascosas.blogspot.com.es/2012/11/terminos-de-pasteleria-y-panaderia.html