Ingredientes:
- 200 g. de mantequilla
- 200 g. de harina de todo uso
- 100 g. de avellanas
- 200 g. de azúcar glass
- 2 huevos
- 10 g. de impulsor químico
- 10 cl. de leche fría
- una pizca de sal
Elaboración:
- Lo primero que debemos hacer es sacar la mantequilla del frigorífico, cortarla en trocitos muy pequeños y dejarla a temperatura ambiente, para tenerla muy blandita cuando la necesitemos. Si se os olvida, ya sabéis, la metéis ya cortada en el microondas en modo descongelación para que pierda calor, pero no la deshagáis, debe estar muy blanda.
- Precalentar el horno a 180ºC.
- Las avellanas las necesitamos en polvo grueso, con lo que las trituramos o molemos en el mortero groseramente. Podéis comprar, no sé si hay, polvo de avellanas, o de almendras que seguro que existe, como en la receta original, pero a mí me gusta el toque crujiente así que lo hago en casa y no lo muelo fino. Pero elegir vuestra opción, porque este punto no varía nada la receta.
- En un bol grande tamizamos la harina con el impulsor, y vamos incorporando los ingredientes, primero los secos: avellanas molidas, el azúcar y sal. Removemos bien con una espátula, incluso con las manos.
- Después vamos incorporando los huevos uno a uno, la leche y removemos hasta que todo se haya unido perfectamente.
- Ahora vamos incorporando la mantequilla a trocitos y empezamos a amasar un poco, hasta conseguir unirla con el resto y nos quede una masa fina. No le déis mucho calor, amasar lo justo.
- Esto se puede hacer perfectamente con amasadora, con el accesorio de mezclar que es como una pala con grandes aberturas, no el de batir que tiene varillas, ni el de amasar que es como un gancho. Porque no hay que darle mucho trabajo, sólo unir bien los ingredientes.
- Untamos de mantequilla el molde elegido, yo en esta ocasión he utilizado uno de cristal de 24 cm. de diametro. Extendemos la masa y horneamos entre 30 y 40 minutos, hasta que veamos que empieza a dorarse. Pinchar con brocheta o cuchillo para saber que está hecho.
- Dejarlo enfriar totalmente en el molde, porque de lo contrario se os romperá.
Nota: en realidad es una especie de torta de mantequilla, parecida a la que ya hice pero añadiéndole frutos secos. También muy común en Países Bajos y Alemania. Realmente fácil de preparar y deliciosa. Se les suele denominar pasteles de viaje, porque al ser duritos, aunque éste particularmente es jugoso y delicioso, se pueden trasladar perfectamente, envuelto en un trocito de papel.
Sigo con las recetas fáciles y ricas, y esta lo es y mucho. En un rato tenéis una merienda rica y decisiosa para tomar con un café, o un vaso de leche para los críos. Espero que os guste.
ResponderEliminarAnimaos a hacerla y contarme.
Suscribiros y dejar un comentario, me encantará.
Tienes un premio en mi blog!
ResponderEliminarGraciaaaaaaaaaaassssssssd
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