lunes, 5 de noviembre de 2012

buñuelos ligeros como el viento

Ingredientes:

  • 100 ml de agua
  • 50 g de mantequilla o manteca de cerdo
  • 50 g de azúcar
  • 5 g de sal
  • la cáscara de un limón
  • 150 g de harina de repostería
  • 5 huevos pequeños (talla S)
  • 200 ml. de leche 
  • 1 c.c. de impulsor químico  (levadura química, la del sobrecito rojo)




Elaboración:

  1. En una cazuelita honda poner a hervir los líquidos, la leche y el agua, junto con la mantequilla, el azúcar, la sal y la piel del limón, pero solo la parte más exterior, la más amarilla, para que no amargue. En un par de minutos habrá aromatizado y se retira la piel. 
  2. Sin quitar del fuego y cuando está hirviendo se añade de un solo golpe la harina, que habremos mezclado con el impulsor; se baja el fuego al mínimo,  y sin dejar de remover dar vueltas con la espátula hasta que la masa se despega de las paredes y se hace una bola a su alrededor.
  3. Lo mejor en este punto es dejar que la masa atempere, es decir que adquiera la temperatura ambiente. No debe estar muy caliente porque los huevos se cuajarían. Tampoco es necesario que esté fría de nevera.
  4. Entonces empezamos a añadir los huevos siempre de uno en uno, y nunca  incorporar el siguiente hasta que esté perfectamente integrado a la masa. Veremos cómo se va ablandando y la textura es menos compacta. Al llegar al cuarto huevo hay que tener cuidado y no añadir el siguiente a no ser que lo veamos necesario. Yo incorporé los cinco porque  le hacía falta. Podremos saberlo cuando al alisar la superficie de la masa con la espátula y hacer un surco con el dedo, veamos que los bordes tienden a unirse, aunque sea levemente. Si no se mueven nada es necesario añadir un huevo más, incluso medio. Mover la masa con movimientos rápidos y circulares, incluso rompiendola, para que los huevos se integren perfectamente. 
  5. Tendremos preparado el aceite en el recipiente que vayamos a usar para freir nuestros buñuelos. Yo lo hago en sartén grande de hierro.
  6. Debe estar caliente, pero no arrebatado. 
  7. Los buñuelos, tradicionalmente, se echa al aceite con ayuda de cucharillas, y de pequeños tamaños, (deben quedar de unos 3 cm. una vez fritos) porque luego inflan y doblan su tamaño. Pero también los puedes echar con manga y boquilla lisa. Yo los hice con cucharitas, una para recoger y la otra para empujar y dejar caer sobre el aceite. 
  8. Cuando hayas echado las bolas -no te preocupes por la forma, normalmente se rehacen ellas solitas- que consideres que puedes controlar en la sartén, baja un poco el fuego, verás cómo se empiezan a hinchar. No les obligues a dar la vuelta, ellas solas lo harán. Sabrás que las tienes que sacar cuando empiecen a darse la vuelta otra vez. Es un absoluto espectáculo. 
  9. Sálcalas sobre papel de cocina, para que escurran un poco el aceite sobrante. 

Nota:  Comprobarás que no quedan tan blanquitas como en las tiendas y eso es debido a dos cosas: por un lado los aceites, si usas de oliva oscurecerá un poco la masa, comporado con el de girasol, por ejemplo; y por otro debido a la cantidad de huevo que hemos utilizado. En esta ocasión no los he rellenado, pero puedes hacerlo de cualquier crema que te apetezca, con boquilla fina y siempre en frío. Me apetecía comer estos pequeños bocados con azúcar y canela. Son ligeros y esponjosos, realmente una delicia al alcance de cualquiera. Es un postre muy tradicional español de primeros de noviembre.

2 comentarios :

  1. Que buenos esos buñuelos de viento, en casa nos encantan.La foto de presentación te ha quedado muy bien.

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  2. Gracias me has alegrado el dia con tus comentarios. Hablamos

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